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Malos recuerdos permanecen por más tiempo en la memoria al beber en exceso

Estudiante del Magíster en Ciencias Biológicas mención Neurociencia demostró  que el consumo abusivo de alcohol retardaría la extinción de los recuerdos aversivos.

Un episodio dramático en la vida, como un asalto, un desastre natural o presenciar una muerte violenta, puede desencadenar la aparición del Trastorno de estrés postraumático, también conocido como TEPT.

Las personas con este trastorno pueden sentirse asustadas, estresadas y angustiadas, incluso años después de ocurrido el evento traumático.

“Lo normal es que frente a una experiencia traumática se presenten episodios de miedo, estrés y angustia, los que después de un tiempo deberían desaparecer. Sin embargo, si perduran podríamos estar frente a un cuadro de TEPT”, sostuvo Wladimir Plaza-Briceño, kinesiólogo y estudiante de nuestro programa de Magíster en Neurociencia.

“El TEPT es una enfermedad que presenta una sintomatología múltiple con una alta prevalencia internacional. En Chile, en tanto, las personas que padecen TEPT alcanzarían al dos por ciento de la población, aunque se estima que un alto porcentaje de pacientes a pesar de no cumplir con la totalidad de los síntomas de la patología presenta memoria aversiva”, asegura Plaza-Briceño.

El candidato al grado de Magíster en Neurociencias es el autor principal de una investigación que relaciona el consumo abusivo de alcohol y la persistencia de recuerdos negativos, uno de los principales síntomas del TEPT.

Esta investigación fue realizada en la Universidad Católica del Norte bajo la dirección de la doctora Paola Haeger (colaboradora activa del magíster) y el doctor Ramón Sotomayor-Zárate, farmacólogo de nuestra universidad.

Esta investigación concluyó que la exposición repetitiva y persistente al alcohol aumenta la recuperación de recuerdos condicionados por el miedo, lo que facilita -entre otros factores- la aparición del TEPT, sugiriendo por primera vez que la exposición al alcohol condiciona la retención a largo plazo de recuerdos aversivos, que coexisten con una mayor ingesta de alcohol durante el embarazo o en el período prenatal. Además, su descendencia recordó más los elementos traumáticos, en comparación con aquellas que no consumieron alcohol”.

Plaza-Briceño agrega que “el consumo de alcohol puede llegar a ser un factor de riesgo para el desarrollo del TEPT. A su vez se observó que en aquellos casos en que les costaba más olvidar el recuerdo traumático, preferían consumir más alcohol en vez de agua. En otras palabras, también se podría decir que serían más propensas a generar abuso de sustancias”.

Wladimir Plaza-Briceño continua trabajando en la línea de la adicción a drogas de abuso y sus implicancias neuroquímicas y funcionales en el laboratorio del doctor Sotomayor-Zárate.

El trabajo de exposición prenatal a alcohol y estrés postraumático fue publicado en la revista científica Developmental Psychobiology.

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