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“Somos el segundo país de Latinoamérica con la brecha más grande de investigadoras en ciencia”

Lo afirma Vania Figueroa, graduada del programa de Doctorado en Ciencias mención Neurociencia UV, académica e investigadora, experta en lípidos y comunicación celular.


Vania Figueroa se ha desempeñado como investigadora en equipos multidisciplinarios, en universidades nacionales y extranjeras. Además ha realizado docencia en universidades nacionales, para la formación de estudiantes de pregrado de carreras de la salud, en las áreas de biología, bioquímica y fisiología.

Actualmente en la Universidad de O´Higgins integra el equipo de académicos(as) del Instituto de Ciencias de la Salud, donde realiza investigación en el área de las neurociencias e imparte las asignaturas de Biología y Genética, Química y Bioquímica y Fisiología para las carreas de Medicina, Enfermería y Terapia Ocupacional.

La doctora Figueroa, graduada del programa de doctorado en Ciencias mención Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (2013), paralelamente trabaja para incrementar la participación de mujeres en todo ámbito, con especial interés en el área científica y tecnológica, a través de la Red de Investigadoras (www.redinvestigadoras.cl) y la Fundación Hay Mujeres (www.haymujeres.cl).

De pequeña , asegura Vania, sintió una atracción espacial por la ciencia. Reconoce que sin duda lo que la marcó fue el microscopio de juguete que le regalaron sus padres a los 11 años. Recuerda el asombro y la fascinación que sintió cuando miró una de las preparaciones que traía el juguete, una capa de una cebolla teñida con azul de metileno, lo que permitía distinguir las células. En ese momento pensó que de mayor trabajaría en un laboratorio y esa idea persistió hasta la enseñanza media. Luego conoció a unas estudiantes de bioquímica y ya no tuvo dudas.

¿Qué buscaba cuando ingresó al Programa de Doctorado en Neurociencia UV?

“Estaba haciendo mi tesis de pregrado en Neurogénesis, en el entonces Centro de Neurociencia de Valparaíso, tutorada por el doctor Agustín Martínez y me tomé un receso de mi investigación por tres meses, para realizar mi práctica profesional en un laboratorio de toxicología, aunque aprendí muchísimo en esa experiencia, el trabajo me resultó muy rutinario y supe que lo mío era investigar, además ya había desarrollado mi vocación docente trabajando como ayudante en ramos de pregrado como biología y bioquímica, por lo que me visualizaba trabajando en la universidad, en mi propio laboratorio, investigando y formando a las y los futuros científicos y para eso era imprescindible contar con un doctorado. Aunque sabía que era un camino largo y lleno de baches, y más de alguien me trató de convencer de que era una opción muy sacrificada, ahora miro hacia atrás y estoy muy satisfecha con el camino recorrido”.

¿Qué herramientas le entregó el programa y cuáles competencias pudo desarrollar?

“Creo que una persona que realiza un doctorado adquiere o profundiza dos características fundamentales, la primera es la resiliencia, ya que este es un camino donde la tolerancia a la frustración y la perseverancia son claves para resistir lo demandante y extenuante que es cursar programa doctorado en ciencias. En segundo lugar, la autonomía intelectual en el aprendizaje, que se adquiere en el pregrado, pero que cristaliza en el postgrado. Básicamente una persona con doctorado es capaz de convertirse en experta en el tema que desee, porque no solo sabe aprender autónomamente sino que también es capaz de generar nuevo conocimiento, siempre pensando “fuera de la caja”. En este sentido las y los egresados del programa de Neurociencia de la UV tienen la característica distintiva de ser profesionales con una alta creatividad en la estructuración de tareas y resolución de problemas, muy adaptables al medio, lo que deriva en parte del claustro académico que es muy variado en disciplinas y también por la fuerte formación práctica en la resolución de problemas experimentales. Las competencias adquiridas me han permitido la inserción en un medio altamente saturado, con una “inflación académica” importante, donde la sobreproducción de capital humando avanzado y las bajas tasas de inserción son la norma y replican la tendencia mundial, ya que la principal fuente laboral se encuentra en la academia. Este es un punto que no se ha tomado con seriedad ni a nivel de políticas públicas ni a nivel de los programas de postgrado y está produciendo la subutilización de las capacidades en las que el Estado invirtió. Un o una profesional con doctorado puede desempeñarse en el Estado o en la Empresa, impactando positivamente en todos los aspectos, pero al parecer ni el Estado, ni la Empresa comprenden aún que es lo que puede hacer una persona de ciencias, aún no han comprendido que una persona con un doctorado puede convertirse en experto(a) en un tema en un par de meses y tienden a pensar que por ejemplo, un Doctor(a) en Neurociencia no tiene cabida en Economía y se sorprenderían si le dieran la oportunidad, si dejaran de encasillar con la frase limitante de “pastelero a tus pasteles”, fomentar el trabajo transdisciplinario es la vía para lograr mejores resultados en todo ámbito”.

¿Con su experiencia cuál es el papel de la mujer en la ciencia? y ¿Qué le diría a las jóvenes que quieren seguir una carrera científica? “Las mujeres han realizado grandes aportes para el progreso científico y tecnológico de la humanidad, los que han sido sistemáticamente olvidados por la historia escrita principalmente por hombres, que como demuestran varios estudios, tienden a sobreestimar las contribuciones de sus pares. No es casualidad la baja presencia de mujeres reconocidas con premios nobel, esto no es por falta de mujeres con méritos suficientes, sino el reflejo de una cultura que sistemáticamente subestima las contribuciones de ellas o peor aún, las despoja del crédito y reconocimiento de sus investigaciones, Jocelyn Bell Burnell y Rosalind Franklin son algunos ejemplos de estas injusticias. El lugar de la mujer en la ciencia es fundamental y siempre lo ha sido, pero ha permanecido en el anonimato, lentamente esto ha comenzado a cambiar y las mujeres comenzamos a reconocer a las que nos abrieron camino en el pasado y a reconocernos entre nosotras en el presente. Mi mensaje a las nuevas generaciones de científicas es categórico, el mundo las necesita, este país las necesita, no será fácil pero si será desafiante, queda mucho por hacer para lograr la equidad de género en investigación, el mundo camina en esa dirección, pues es la única vía para que las naciones alcancen un desarrollo sostenible, la ciencia poco inclusiva, realizada con una sola perspectiva, ya no es capaz de abordar los desafíos complejos que demandan las sociedades hoy en día. También les digo que nadie nos abrirá paso en este mundo androcéntrico sino lo hacemos nosotras mismas, por ello las insto a tomar el desafío, a disputar los espacios y desde sus ámbitos de acción empujar el cambio cultural necesario para lograr equidad en todo ámbito, esto no es tarea exclusiva de los Estados ni de las instancias políticas, es un desafío de todas y todos”. En un estudio realizado por Conicyt a 342 investigadoras, un 54% de las mujeres encuestadas considera que ser mujer influye negativamente en su carrera profesional, en cuanto al acceso a posiciones de liderazgo. ¿Cuáles son sus propuestas para mejorar la participación femenina en ciencia y la igualdad de oportunidades para mujeres investigadoras? “Participo siempre en construcciones colectivas y en ese espíritu, desde la Red de Investigadoras (RedI) hemos elaborado en conjunto, una serie de medidas para abordar las inequidades que experimentan las mujeres en investigación en todas las áreas del conocimiento, las que hicimos llegar a los candidatos presidenciales, incluyendo el actual presidente electo. Algunas de estas propuestas van desde acciones afirmativas para la inserción laboral hasta aquellas que buscan incrementar la visibilización de la investigación hecha por mujeres, ya que a menudo es invisibilizada, por la recurrente tendencia de convocar “paneles de hombres” a discutir diversos temas, como si en esos temas no existieran expertas, promover la voz y visibilidad de mujeres ha sido una lucha constante de la Fundación Hay Mujeres, en la cual también participo activamente. En conjunto con lo anterior, proponemos acciones afirmativas para la representación femenina en los distintos niveles jerárquicos de la institucionalidad del futuro Ministerio de Ciencia y Tecnología (MinCyT), incluyendo instancias de decisión, por ejemplo la participación femenina promedio en los consejos de ciencias de Fondecyt actualmente no supera el 20%. Otras acciones afirmativas buscan promover la formación de equipos de investigación con equilibrios de género, para poder recibir fondos públicos para investigación, de esta manera se evitaría el “club de toby” y como demuestran numerosos estudios, mejoraría la calidad, la innovación y el impacto de las investigaciones. También son importantes las medidas para compensar las lagunas de productividad científica asociadas a los recesos por maternidad y a la falta de corresponsabilidad en la crianza de los hijos, estas vendrían a “emparejar la cancha” para que las investigadoras compitan en igualdad de condiciones con sus pares masculinos. Finalmente proponemos contar con una unidad de género en el MinCyT que es fundamental para la implementación, estudio y seguimiento de estas medidas. Pero lo imprescindible que hemos concluido desde RedI es que ninguna de estas medidas serán efectivas si las universidades continúan reproduciendo desigualdades de género en todas sus estructuras, sabemos que la buena voluntad no es suficiente y no ha funcionado hasta ahora, por lo que buscamos instar a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) a que integre la dimensión de Equidad de Género en forma transversal en los ámbitos evaluados para la acreditación de instituciones de educación superior, pues una institución que aspira a tener un sello de excelencia otorgado a través de la acreditación por la CNA, debería al menos cautelar la eliminación de sesgos en la educación profesional de pre y postgrado, e implementar medidas efectivas para contrarrestar los efectos negativos que la discriminación basada en estereotipos tiene en la formación, desarrollo, promoción y permanencia de investigadoras en todas las áreas del conocimiento”. Las redes sociales han sido un importante aliado para moderar el sexismo en la ciencia: ¿Cuánto ha avanzado Chile en este punto?

“Creo que han venido a democratizar el acceso a una información que antes permanecía oculta, sin embargo no hemos avanzado significativamente en este aspecto, somos el segundo país de Latinoamérica con la brecha más grande de investigadoras en ciencia, con apenas un 32%, si miramos el área tecnológica la participación femenina no supera el 19%. Las redes sociales solo han contribuido a una tímida visibilización de los principales obstáculos que las mujeres enfrentan en la ciencia, que no difieren mucho de los encontrados en otros espacios, “el suelo pegajoso” y el “techo de cristal” son la norma al interior de las universidades, estas siguen siendo espacios masculinizados que reproducen estereotipos y discriminan a las mujeres, dificultando su inserción, desarrollo, promoción y permanencia, en especial en áreas científicas. Además tenemos vacíos legales, como por ejemplo en casos de acoso sexual, a pesar que la ley 20.005 tipifica y sanciona el acoso sexual en el Código del Trabajo, las estudiantes se encuentran en total desprotección, salvo alusiones muy generales en la Ley 20.370 (LEGE). Recién en el 2016 el Mineduc elaboró un manual de recomendaciones para la elaboración de protocolos contra el acoso sexual en las universidades. Lo cierto es que en 2016 solo en 10 universidades se recibieron un total de 228 denuncias por acoso sexual, la mayoría de estas denuncias termina sin sanciones efectivas para los acosadores, que a menudo cuentan con a defensa y protección de pares, facilitando la impunidad, con enormes secuelas sicológicas para las víctimas. Por ejemplo enorme repudio causaron recientemente las declaraciones del premio nacional de historia Gabriel Salazar, quien defendió públicamente a dos acosadores y naturalizó el acoso sexual en las universidades. Actualmente en la Universidad Austral por segunda vez un académico es sumariado por acoso sexual, en el primer sumario no hubo sanciones, la resolución del segundo aún se desconoce pues se encuentra en pleno proceso. Por eso desde la Red de Investigadoras (RedI), estamos estudiando la mejor estrategia para proponer una modificación legislativa que ampare adecuadamente a las estudiantes”.